lunes, 15 de agosto de 2011

poema nº 42

Ojos entrecerrados,
que se niegan
a ver la verdad.
Niebla
que se interpone,
entre la razón
y la felicidad.

Pensamientos encadenados,
condenados a la soledad,
en la cabeza de la persona
que se niega,
a darles su libertad.

Como pájaro enjaulado,
que ansioso esta
por volar.
Así se encuentran
las palabras,
que un día,
te negaste a pronunciar.

Permíteme,
tejerlas con mis manos,
y sobre terciopelo dorado
dártelas a observar.
Y que puedas,
tocar con tus manos,
aquello que
durante años,
te negaste a mostrar.

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