Resuenan las campanas al compás del corazón, el pueblo moribundo se lamenta, de la desaparición. De aquellas almas perdidas que salieron para luchar, por la fuerza de su reino, que no podían verlo volar.
Y se cayeron las murallas colocada con sudor, por aquellos ciudadanos que con alegría, forjaron, el único sitio, donde poder disfrutar de su amor.
Deberán partir, sin poder mirar atrás, lo que un día tuvieron hoy, lo tienen que olvidar.
Y deberán seguir, dejando los cuerpos atrás, de aquellos que con valentía lucharon, por la libertad.